Cristo en usted

Colosenses 1.24-29

Pablo escribió a los colosenses: “Me gozo en lo que padezco” (Col 1.24). ¿Se imagina a usted diciendo lo mismo? Es una afirmación difícil de hacer, y mucho más de cumplir día tras día. De hecho, nos resultaría imposible lograrlo con nuestras propias fuerzas.

El apóstol podía tener dicha actitud solo porque se apoyaba en el poder de Cristo, lo cual también es posible para nosotros. Podemos tratar de transitar la vida de fe con nuestros propios esfuerzos, pero no lo conseguiremos. Cristo mismo les dijo a sus discípulos: “El que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Jn 15.5).

Para experimentar una vida espiritual saludable, es esencial reconocer que el poder no tiene nada que ver con nosotros; viene de Cristo en nosotros. Nuestra salvación es obra de Dios, al igual que cada parte de nuestra santificación durante el resto de la vida terrenal. El Señor no solo nos transforma, sino que también nos da el poder para obedecerlo y servirle cuando confiamos en Él. Pablo entendió cómo se entrecruzan nuestra responsabilidad y el poder de Dios. En el versículo 29 del pasaje de hoy, lo expresó de esta manera: “para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí”.

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